domingo, 15 de febrero de 2015

Relatos cortos encadenados (IV)

Las puertas se fueron abriendo una a una y yo estaba temblando dentro del armario. Oí cómo se abría la puerta de mi dormitorio. No podía aguantar más la respiración allí dentro y tuve que salir... Me encontré una anciana vestida de negro, como de luto, que no paraba de mirarme diciendo: "Pagarás por lo que hiciste".
En ese momento eché a correr por toda la casa, pero recordé que mi hermana también se encontraba dentro. Subí a su cuarto y miré allí, pero no estaba. Solo había unas telas negras y pinturas tiradas por el suelo. Tuve que salir otra vez corriendo porque la misteriosa anciana me volvía a perseguir. Bajé al salón y me escondí tras las cortinas. Todo esto tras una agotadora carrera por mi habitación, la de mi hermana, la de mis padres, el cuarto de baño, la cocina y el salón. La anciana tropezó y se le cayó la peluca. ¡Era mi hermana metiéndome miedo para que le devolviese el móvil!



Frase de inicio para el siguiente relato:
Tropezó y se le cayó la peluca.

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